Mijas posee una amplia historia que se remonta a hace más de 20.000 años, durante el Paleolítico, época a la que pertenecen los primeros vestigos encontrados de la presencia de seres humanos en nuestro municipio.

Grupos humanos como los pobladores paleolíticos que llegaron desde el norte desplazando a las poblaciones neandertales, o los pobladores neolíticos que trajeron desde el norte de África la agricultura, la ganadería y la cerámica, o los colonos fenicios que aportaron la cultura del hierro, el torno de alfarero y la escritura, o los pobladores romanos que nos dejaron la base de nuestra cultura actual, o los pobladores árabes que aportaron nuevas técnicas agrícolas y sus avances en medicina, o los colonos castellanos que continuaron aplicando los conocimientos de los mijeños nazarís, herederos de todos los anteriores y que aportaron las bases que conformaron nuestra actual cultura; todos ellos forman parte de nuestra rica historia y conformaron a lo largo de los siglos lo que hoy somos y el paisaje en que vivimos.


Prehistoria y Protohistoria

Los indicios más antiguos conocidos de ocupación humana del actual término municipal de Mijas se remontan al Paleolítico Superior, habiéndose documentado también vestigios correspondientes a la Edad del Bronce.

A partir del 900 a.C., la llegada de los fenicios a la costa de Málaga, impone un gran cambio a las comunidades locales. Los fenicios se asientan en las desembocaduras de  los principales ríos del sur  peninsular, convirtiendo a éstos en vías de comunicación hacia el interior y generando un floreciente comercio de recursos minerales y agrícolas con las comunidades indígenas.

En estos momentos algunos poblados indígenas adquieren gran protagonismo y por otra parte se crean asentamientos en las cercanías de los enclaves fenicios, al objeto de controlar el acceso hacia el interior. En el caso de Mijas, indicios de estos momentos los encontramos en la vega del río Fuengirola en el asentamiento de Finca Acebedo (Edad del Hierro II) y a pocos kilómetros hacia el interior del Arroyo de la Cala, en la Roza de Aguado, correspondiente a un poblado de la Edad del Hierro I, lo que hace pensar en un asentamiento fenicio en la desembocadura de dicho arroyo.

La evidencia más importante de esa época se encuentra en La Muralla de Mijas pueblo, donde se ha localizado recientemente evidencias de un santuario fenicio-púnico, con la presencia de dos placas oculadas conocidas en la bibliografía arqueológica como los “ojos de Astarté”, diversas terracotas, cerámicas de ese periodo y otros elementos.


La huella de Roma

La desembocadura del río de Fuengirola y el Cortijo de la Alberquilla, en la margen derecha del río, donde se encuentran los yacimientos arqueológicos de Cortijo de Acebedo y la villa romana de El Chaparral. En este sentido, en la segunda mitad del siglo XVIII, el erudito mijeño Francisco de la Torre Argüelles decía: “Suel, pueblo inmediato a nuestra Mijas y de quien puede decirse que en la actualidad es esta descendiente y oriunda y por tanto en quien recaen sus timbres y antigüedades”. Otro autor romano, Rufo Festo Avieno en su obra Ora Marítima, basándose en citas de autores más antiguos, quizás griegos de mediados del siglo VI a.C., hizo una descripción de las costas del sur peninsular y en ellas menciona el lugum (cabo o promontorio) Barbetium, que se ha venido identificando con la punta de Calaburras.

A los lados de las vías romana surgieron villas rurales y comerciales, de las que quedan varios testimonios, por ejemplo el yacimiento romano de Haza del Algarrobo, el Diseminado Chaparral núm. 64 o la Villa de la Butibamba, junto a la mencionada Villa de Finca Acebedo y a otros yacimientos localizados últimamente en la zona rural de Entrerríos. Durante esta época tuvo también gran importancia la explotación de los mármoles de la Sierra de Mijas.

El importante poblamiento romano en Mijas queda asimismo atestiguado por los hallazgos de cerámica romana (terra sigillata) y de monedas en distintas zonas del municipio (Osunilla, La Cala, Mijas o El Olivar) encuadradas desde tiempos de Octavio Augusto (siglos I a.C. – I d.C.) hasta finales del siglo IV de nuestra era.

El mundo romano se desmembra a partir de las invasiones de los pueblos centroeuropeos, que acabarían con la administración romana y causarían el declive del comercio y por ello de las villas relacionadas con él, provocando asimismo la probable decadencia de la estructura urbana de Suel, cuya población quizás se abandonase debido a las condiciones poco seguras reinantes en las tierras llanas cercanas al mar, trasladándose hacia las cotas más altas y defendibles de la actual Mijas y Osunilla.


Mijas Hispano-Musulmana

A principios del siglo VIII (711 d.C.) una fuerza militar integrada por árabes y beréberes dependientes del califato Omeya de Damasco desembarcan en Algeciras y ocupan casi todo el territorio peninsular. De este modo, las tierras de la actual Mijas pasan a la órbita de influencia islámica.Tras la ocupación se produce un proceso de arabización en el que la lengua y la cultura se asimilan progresivamente y un proceso de islamización que acabará con la práctica unificación religiosa de todo el territorio bajo el Islam, aunque con una cierta tolerancia hacia el resto de religiones monoteístas (judaísmo y cristianismo).

De este periodo, que abarca más de 700 años, son pocas las noticias fidedignas sobre Mijas. Sabemos que entre los siglos VIII y IX (durante los emiratos de Muhammad I, al?Mundir y ‘Abd?Allah) surgen revueltas en las áreas rurales porque la población de estas áreas no acepta el control estatal. La más importante fue la “fitna” (guerra civil) de finales del emi­rato, protagonizada por ‘Umar Ibn Hafsun y sus hijos, quienes en torno a Bobastro aglutinarían el malestar social existente. Entre las primeras localidades que se le unirán estarán Awta, Comares y Mixas (Mijas) a las que se fueron añadiendo diversas poblaciones hasta llegar a controlar buena parte de la actual provincia de Málaga y otras áreas colindantes. Más tarde, las Memorias de Abd Allah citarán Mijas como una de las fortalezas entregadas por éste a Tamim b. Buluqqin. A partir de esa referencia se pierde su pista histórica.

Durante la etapa hispanomusulmana debió de producirse un importante crecimiento tanto económico como demográfico en el ámbito de Mijas. En este sentido, tendríamos que, en 1487, en el momento de la conquista de estas tierras por los Reyes Católicos, existían (según las fuentes cristianas) tres núcleos de población distintos: Mixas (Mijas), Osuna (Osunilla) y Oznar (para algunos historiadores Hornillo), además de la fortaleza de Sohayl conocida por los cristianos como Fuengirola.

Por otra parte, el incremento poblacional también vendría sugerido por las numerosas alquerías dispersas por el territorio, atestiguadas en la actualidad por los numerosos restos de cerámica hispanomusulmana que se encuentran por todo el término municipal.

La agricultura era la base de la economía, beneficiada además por la llamada Revolución Verde, introducida en al-Andalus en tiempos de ‘Abd al-Rahman II (822-852), y que acabará consolidándose en el siglo X, siendo el principal producto producido los higos, tal como lo atestigua el viajero andalusí al-Idrisi que menciona en sus textos que estos se exportaban hasta la India, producción que se mantuvo como preferente hasta mediados del siglo XVIII.

A finales de mayo de 1485 los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando V de Aragón) toman la ciudad de Ronda. De forma inmediata se produce la capitulación de las poblaciones del entorno. El éxito obtenido hizo que se prosiguiese de inmediato las incursiones hacia la costa, donde cae Marbella; prosigue con la toma del castillo de Fuengirola y el arrasamiento de Benalmádena, pero no pueden tomar Mijas y Osunilla que se resisten a las tropas cristianas.

Dos años después, en 1487, se inicia la conquista de Málaga, que cae el 18 de agosto de ese año. Conocida la noticia en Mijas, una delegación de varios vecinos se trasladó a Málaga para negociar la entrega de la población ante el rey Fernando, suponiendo que las condiciones de la rendición serían las que se ofrecían a las localidades que se entregaban sin resistencia, la libertad. No obstante, la resistencia planteada por Mijas en la campaña de 1485 hizo que sus vecinos acabasen como esclavos junto a los de Málaga.


Edad Moderna

En 1492 se llevó a cabo el Repartimiento de las propiedades a los 50 nuevos colonos cristianos que se habían asentado en Mijas tras la conquista, constatándose aún la presencia de varios vecinos hispano-musulmanes. Sin embargo, a los pocos años son muchos los que abandonaron las tierras concedidas debido a varios factores, como las incursiones de naves de piratas que atacaban las costas de Málaga desde puertos ubicados en el norte de África, etc., lo que provocaría que la zona costera quedara deshabitada y no se pudiese llevar a efecto la repoblación de la zona del castillo de Fuengirola, que pertenecía en estos momentos a Mijas, quedando conformado el territorio municipal que se mantuvo así hasta el año 1841, cuando una franja costera se segregó formando el actual municipio de Fuengirola.

En respuesta a esta inseguridad se levantaron torres vigías a lo largo de la costa para controlar y prevenir las incursiones de los piratas norteafricanos. Desde el siglo XVI al XVIII se levantaron en Mijas las torres de Calahonda, Nueva de la Cala del Moral, Torre-Batería de la Cala del Moral (actual sede del Centro de Interpretación de las Torres Vigía del Museo Histórico-Etnológico de Mijas) y Calaburra, todas ellas declaradas en la actualidad Bienes de Interés Cultural con la categoría de Monumento.

Igualmente y con el fin de hacer atractiva la llegada de nuevos colonos para repoblar el territorio, ante el temor de estos a las incursiones norteafricanas, los Reyes Católicos declararon exenta de alcabalas (impuestos) a la villa de Mijas, exención que confirmaron en 1501 y posteriormente su hija, la reina Juana, y tras ella todos los monarcas de la Casa de Austria y por el primer rey Borbón, Felipe V.

Uno de los primeros edificios que se levantaron por los nuevos habitantes fue la Iglesia de la Inmaculada Concepción, terminada en 1631. Uno de los rasgos característicos de este edificio es su torre cuadrada de origen militar y que sirvió de refugio a los habitantes del pueblo en momentos de peligro y que fue construida con anterioridad al templo y adosada a éste para su uso como campanario.

A partir de los 50 vecinos (unas 200-250 personas) de los Repartimientos, la población de Mijas tuvo un crecimiento desigual con dos etapas diferenciadas: una hasta mediados del siglo XV, donde prácticamente no existen cambios e incluso hay épocas de disminución de la misma, y otra a partir de esa fecha en la que se inicia un crecimiento paulatino. Así, en 1591 existían unos 350 habitantes, en 1712 unos 1.800 y a mediados del siglo XVIII unos 3.600, que pasaron a más de 4.200 treinta años más tarde.

Evolución de la población en Mijas durante la Edad Moderna

 

1492     1591 1646   1712   1755   1786
  220   350   800   1.800   3.638   4.207

 

Durante los siglos XVII y XVIII una de las principales actividades económicas de Mijas será la explotación de los mármoles y la falsa ágata de su sierra, los cuales serán utilizados para la construcción de diversos monumentos en distintos lugares de España. Así, tenemos noticias de la utilización de los mismos en la Catedral de Málaga, en el Palacio Arzobispal de Sevilla, en las gradas de la Capilla de San Leandro de la Catedral de Sevilla, en la Sacristía de la Iglesia de San Pedro de Granada o en el altar de la Capilla de Santa Tecla en Burgos. A lo anterior se une la agricultura que desde un monocultivo basado en la producción de higos, ira introduciendo el cultivo de la vid que sustituirá como monocultivo al anterior a mediados del siguiente siglo.

Estas actividades económicas y el incremento de población se vieron reflejados en las cuentas municipales, cuyos ingresos pasaron de unos 3.000 reales a mediados del siglo XVIII, a unos 70.000 a finales del mismo.


Edad Contemporánea

Ya en el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, Mijas fue ocupada por las tropas napoleónicas a mediados de 1810, en concreto por el 4º regimiento de Infantería Polaco, estableciéndose una guarnición que osciló entre 75 y 100 hombres, a las que habría que añadir otras que se asentaron en Calahonda y en la fortaleza de Fuengirola y desde ese mismo momento el territorio mijeño fue escenario de numerosos enfrentamientos entre las tropas españolas y las de ocupación.

El más importante tuvo lugar en octubre de ese mismo año cuando un ejército de unos 2.000 hombres formado por tropas inglesas y españolas al mando del general británico Blayney, desembarcó en las playas de la Cala de Mijas con la intención de atacar el Castillo de Fuengirola y la propia Mijas y expulsar a las Tropas Imperiales de Napoleón hacia Málaga, pero esta acción, a pesar del apoyo de seis buques británicos, acabó con la derrota de las tropas angloespañolas y la captura como prisionero del propio lord Blayney, que sería trasladado a Mijas donde permaneció prisionero hasta su traslado a Málaga. Este acontecimiento fue de una gran importancia en el devenir de la Guerra de la Independencia y constituye uno de los hechos de armas más significativos ocurridos en Andalucía durante dicho conflicto.

En agosto de 1812 las tropas francesas abandonan definitivamente Mijas replegándose a Málaga, desde donde abandonarían la provincia hacia en Norte.

En 1841 tuvo lugar la segregación de una parte del territorio del término municipal que Mijas había mantenido desde 1487, dando lugar a la creación de Fuengirola como término municipal independiente.

Durante el siglo XIX la actividad económica del municipio se basaba en la agricultura, la ganadería y la industria del papel. Los molinos y batanes proliferaron, principalmente en la zona oriental del municipio, aprovechando la riqueza de los acuíferos de este sector de la Sierra, que afloraban en la zona de Osunilla y sus alrededores y en la zona de El Barrio de Santa Ana. Muchos de esos molinos, que contaban por aquellas fechas con varios siglos de antigüedad (en los Repartimientos se mencionan dos molinos de aceite “de los moros” y un molino de “pan” construido por el primer alcaide de Mijas, Lope de Aponte), mantendrán su actividad hasta los años cincuenta del siglo XX.

Junto a los batanes y molinos, una de las principales actividades fue el cultivo de la vid, que había ido sustituyendo a las higueras desde mediados del siglo XVIII, proliferando multitud de lagares y toldos de pasas.

La importancia de este cultivo se manifiesta en que el 80 % de la tierra cultivable de Mijas se dedicaba al mismo y estuvo acompañada de un importante incremento poblacional debido a la inmigración de población de otros puntos de la provincia de Málaga, especialmente de la zona oriental, debido a la necesidad de mano de obra especializada para dicha actividad agrícola. Así, de los 5.155 habitantes en 1867 se pasó a los 6.625 veinte años después (1887), solo unos 2.000 menos que los que tenía en aquellos momentos Marbella.

 

Evolución de la población de Mijas durante la segunda mitad del siglo XIX

 

1857 1867 1877 1887 1897
5.073 5.155 5.589 6.625 5.631

 

Esta actividad económica se vio truncada por la crisis originada por una plaga de filoxera que afectó a la mayor parte de los viñedos malagueños a finales del siglo XIX, hasta acabar con todos los cultivos y afectar fuertemente a la boyante economía vitivinícola y pasera y provocando una disminución y estancamiento poblacional que no se recuperaría hasta después de la Guerra Civil.

Hasta mediados del siglo XX la actividad económica más floreciente gira en torno a batanes y molinos, junto a la que se desarrolla una agricultura casi autárquica basada en el autoconsumo de la población agraria (cada casa rural posee su era, horno, etc.). Merece destacarse en este espacio agrario, el importante desarrollo territorial que alcanza la “arquitectura del agua”. Proliferan por doquier acequias, albercas, etc.; así, mencionaremos que en 1948 existían en el municipio más de 200 km de acequias, 236 albercas, 168 eras, 13 norias, 65 pozos, 17 molinos y 2 batanes censados, a los que habría que añadir varios que desarrollaban de forma extra-oficial su actividad.

A finales de los años cincuenta, Mijas experimenta un drástico cambio, más acentuado en entre 1960 y 1980, con el desarrollo de las actividades turísticas en la Costa del Sol. Numerosos pequeños propietarios rurales comienzan a vender sus tierras para ir a trabajar en el pujante sector de la construcción, que levanta numerosas urbanizaciones que harán de Mijas el principal destino del turismo residencial de la Costa del Sol y de España.

La conjunción de elementos tanto históricos como culturales y artísticos en cuanto a su estructura urbana, llevaron en 1969 a que la Villa de Mijas fuese declarada Conjunto Histórico Artístico mediante Decreto 1231/69, de 6 de junio, publicado en el B.O.E. núm. 150 del 24 de junio de 1969, distinción que mantiene en la actualidad.

La decantación hacia las actividades turísticas ocasionó el abandono definitivo de la actividad agraria y el inicio de un nuevo periodo económico, cuya principal actividad se centrará en el sector de los servicios.  Este cambio también afectará de forma radical a la población, que de algo más de 7.000 habitantes a inicios de los años cincuenta, pasará a unas 15.000 a comienzos de los ochenta, 33.000 a inicios de los noventa y a rondar los 42.000 a comienzos del siglo XXI, para alcanzar en la actualidad más de 91.000, de los que más de 30.000 son extranjeros, siendo el tercer municipio en población de la provincia de Málaga tras la capital y Marbella.

 

Evolución de la población de Mijas desde 1910 hasta 1960

 

1910 1920 1930 1940 1950 1960
6.507 6.117 6.530 6.748 7.129 7.483

 


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